domingo, 23 de noviembre de 2008

"Operación masacre" vigencia de una obra fundacional de Rodolfo Walsh


La aparición de la 36 reedición de "Operación masacre" -el texto que "cambió mi vida", según una expresión del mismo autor- pone de relieve la vigencia de una obra fundacional ubicada en la intersección de la narrativa y la investigación periodística.
Como muchos escritores de fines de los 50 y la década del 60, que multiplicaron sus roles entre la ficción literaria, el periodismo y la militancia política, Rodolfo Walsh se desdobla, entre otros roles, en el de narrador, traductor y dramaturgo.
Walsh fue armando su obra en base a dos movimientos: la "búsqueda" y el "cuestionamiento"; los aspectos formales del lenguaje por un lado, y un modo de interpelar la realidad, por el otro. Si "cuestionamiento" remite a un modo de interrogar el presente, "cuestión" es asunto a dilucidar. Y la "cuestión" que va a obsesionarlo será la de los fusilamientos de José León Suárez del 10 de junio de 1956.
El detonante de la pesquisa sobre "Operación masacre" (Ediciones de la Flor) está en una frase escuchada al pasar: "hay un fusilado que vive".
Si el relato fantástico acontece cuando en una trama urdida en el entorno cotidiano, no encaja algún elemento usual, Walsh encontraría su enigma a descifrar en la paradoja de Juan Livraga, único sobreviviente dispuesto a dar la cara (desfigurada por tres tiros de gracia) y clamar por justicia.
Caracterizado por su inteligencia y su integridad, Walsh es un hombre guiado por el presentimiento; de ahí que, tras escuchar
en boca de su amigo Enrique Dillon esa frase dicha como al pasar:
"hay un fusilado que vive", intuye la significación de un tema hasta allí escamoteado y exclama: "Encontré al hombre que mordió a un perro".
A partir de ese momento, espoleado por la curiosidad periodística y esa conciencia que es su musa -según Osvaldo Bayer en el prólogo del libro- iniciará una investigación periodística exhaustiva y vertiginosa; al punto de que van a mediar sólo 5 días entre el momento que recibe la información y el día que se publica la primera nota del caso.
"Escribo en caliente y de un tirón", dice Walsh, quien debe armar sobre una trama de pasajes borrados el rompecabezas de lo sucedido, una masacre ocultada por el gobierno y silenciada por la prensa.

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