martes, 15 de mayo de 2012


Conflicto de poderes o de proyectos?        

Por Jorge Déboli, director de Informes, presidente de Dypra, secretario de la Comisión Federal Asesora que controla a Papel Prensa

El enfrentamiento ya explícito, entre el gobernador bonaerense Daniel Scioli y su vice, el titular del senado provincial, Gabriel Mariotto, entró en una zona de turbulencia que hace impredecible las consecuencias políticas e institucionales en las que puede derivar, más allá de las declaraciones que de un lado y otro disparan blanqueando posiciones, pero que, faltando casi tres años y medio para las elecciones presidenciales, al menos parecen extemporáneas.
Por el lado de Scioli, varias figuras de su gabinete criticaron duramente a Mariotto, debido al acompañamiento que éste hizo a un proyecto de la oposición en el Senado bonaerense, de pedido de informes al Ejecutivo para que explique en qué gasta el presupuesto de publicidad oficial.
Una de las críticas al ex titular de la Afsca, de “poner palos en la rueda” a la gestión de Sioli, provino de la ministra de Gobierno, Cristina Alvarez Rodríguez.     -quizás la funcionaria sciolista más cercana ideológicamente al proyecto que encabeza la presidenta de la Nación-, quien fue la que más claramente expresó  el malestar de su jefe.
Confusión
Otro que salió a pegarle a Mariotto con una chicana anecdótica e imprecisa, es el senador provincial, Baldomero Alvarez de Olivera quien, aún mascullando la inquina por su fracasado intento de acompañar a Scioli en octubre pasado en la fórmula bonaerense del Frente para la Victoria,
recordó que el vicegobernador "parece querer ignorar la parte de su historia (de los '90), cuando era militante de la juventud duhaldista en la LIPEBO".
En rigor, la LiPeBo (Liga Peronista Bonaerense) no era duhaldista como pretende insinuar el ex jefe comunal de Avellaneda, muy por el contrario, fue una agrupación provincial que lideraba el ex gobernador de la provincia, Antonio Cafiero, fundador de la Renovación Peronista que Duhalde integró como intendente de Lomas de Zamora,  hasta que en 1988, junto a otros saltimbanquis del peronismo, pasaron a integrar la asociación “noc santa”, que llevó a la Argentina a la pérdida de su patrimonio nacional y el consecuente  genocidio social, es decir, la frutilla del postre que la dictadura cívica militar que encabezaron Martinez de Hoz y Videla no llegaron a consumar.
Declaración de guerra
Por el lado del vicegobernador, sus allegados alegaron que
el apoyo al pedido de informes a Scioli, resultó de un acuerdo al que se arribó con la oposición,  a cambio que facilitaran quórum para tratar el proyecto de reforma tributaria que Scioli  elevó a la Legislatura.
“Hicimos el acuerdo de cara a la sociedad, en la comisión de Labor Parlamentaria, como corresponde. Si el Gobierno no tiene nada que esconder no tendría que molestarle un pedido de informes, que es algo rutinario. Pero se ve que esta gente no entiende la política en términos de (cambios)  profundos y están acostumbrados a otra metodología”
Proyectos distintos
“Yo respondo a la Presidenta de la Nación”, salió a decir el vicegobernador y subió la apuesta: “Daniel Scioli, como el resto de los gobernadores, tiene que tener como conducción a nuestra Presidenta de la Nación”, dijo el vice sin pestañar, como si sólo lo estaban escuchando militantes de su agrupación, y nadie advirtiera que el ex vice de Menen y de Kirchner, obviamente es para el establishment neoliberal vernáculo, uno de sus dos candidatos a presidente deseables para 2015 (el otro es Mauricio Macri).
Es entendible que en este proceso de profundos cambios revolucionarios, en un marco de respeto a la Constitución y sus instituciones, no se puede esperar de algunos dirigentes que dicen ser leales a la presidenta, lo sean al modelo. La provincia de Buenos Aires, en el imaginario de sus gobernantes, siempre significó un trampolín político para acceder a la primera magistratura de la Nación; sin embargo, ninguno llegó a la presidencia por medio del voto popular luego de ser gobernador.
Ilusiones
Por otro lado, los que tienen aspiraciones presidenciables y quieran ser creíbles a la sociedad, aunque hoy expresen proyectos propios muy diferentes al actual modelo, tendrían que expedirse en forma contundente contra los intentos destituyentes de los oligopolios mediáticos. Pero como estos les brindan protección, mediante la cual no pagan costos políticos a pesar de administrar distritos con alto índice de inseguridad e infinidad de problemas sociales, nunca lo van hacer, al menos mientras la Justicia argentina no lleve al banquillo de los acusados a los civiles cómplices de delitos de Lesa Humanidad,  por el que están acusados varios “empresarios” de medios, que para salvarse de la cárcel o del tiro final en el baño, sueñan con un gobernante al que puedan manipular.