martes, 10 de marzo de 2009

La gestión no será transmitida


Por Luis Lázzaro *

En el imaginario social del día a día, la realidad se representa a partir de las herramientas disponibles para designarla. Esas imágenes y palabras son proporcionadas hoy por un dispositivo complejo y concentrado, que impone su punto de vista aún frente a la experiencia individual empírica. El sistema construye la percepción de la realidad social pero su arte está en hacer creer que solo “relata” lo que sucede.

Es el caso del jubilado que ha recibido 15 aumentos en los últimos 5 años –luego de un largo congelamiento-, que cuenta con leyes recientes que le aseguran la actualización de sus haberes y que, en muchos casos, cobrará este año sus reclamos judiciales en plata contante y sonante, pero que describe su realidad utilizando el libreto del escenario apocalíptico que ha instalado la narración mediática.También es el caso del servicio de inteligencia más poderoso del mundo, que confunde la operación mediática con la información real. Ello motivó que la CIA se disculpara por su pronóstico catastrófico de la economía Argentina.

Sumario: La ética, la estética y el rigor periodístico de los medios pierden su perspectiva cuando niegan que la construcción del mensaje responde a intereses que no se asumen como sujetos de la información sino que se ocultan tras la gramática de la enunciación.

Los opinadores de los “major media” (grandes medios de comunicación) locales advierten que cuestionar al FMI y al sistema financiero internacional resulta un acto de soberbia revelador del aislamiento internacional del gobierno argentino. Pero luego del derrumbe mundial y de que varios países desarrollados coincidieran con el diagnóstico crítico de Cristina Fernández en los foros internacionales, el foco se desplaza hacia la supuesta incoherencia que supondría alguna forma de colaboración de la Argentina con el Fondo. En paralelo opinan que, si no hay tal colaboración, la Argentina será poco creíble ante el mundo.
Diarios, columnistas y noticieros adoptaron, especialmente desde el triunfo de Cristina Fernández en las urnas, una gramática del menosprecio y la descalificación hacia la política pública que apenas disimula la disputa de los grupos económicos ganadores del modelo liberal de los 90 frente a una gestión que procura afirmar una mayor capacidad decisoria y distributiva en lo interno.

Sujeto Periodístico
Usuarios enfurecidos y estafados de Aerolíneas Argentina fueron hasta no hace mucho el sujeto periodístico de una serie noticiosa que los consideraba víctimas, pero no de una empresa irresponsable sino de la inacción gubernamental. En la Aerolíneas recuperada por el Estado, el sujeto encubierto de la noticia es el grupo español expropiado, que aparecerá en escena a través de diferencias en la relación entre España y la Argentina.
Las operaciones verbales y discursivas de los pools mediáticos suelen ofender la inteligencia, pero no hay que menospreciarlas porque modelan la opinión pública.
Esos comunicadores dicen por estos días que: “ante la falta de acceso al crédito y de dólares que sufrirá la Argentina a lo largo de 2009, el Gobierno ahora apuesta a normalizar la situación de la deuda y recuperar presencia en los mercados”. La reprogramación exitosa de los vencimientos del año y el equilibrio macroeconómico que exhiben las cuentas nacionales serán puestas bajo la alfombra para dejar en la superficie solamente los apuros gubernamentales en un año electoral.

Lobbistas del FMI
Cuando se “normalizó” el 75% de la deuda contraída por los beneficiarios de los 90 hablaron de una operación riesgosa que sembró dudas. Se ocuparon del 25% que quedó afuera del canje de bonos, antes que al hecho histórico de sacar al país del default. En tanto no hubiera acuerdo con al FMI el país sufría un peligroso aislamiento que lo aleja de los circuitos del crédito internacional. Tales opiniones, que solo representan al pensamiento del propio Fondo, regresan en estos días con otros disfraces. Incluso mediante aquellos que, por izquierda, piden ahora un nuevo default para atender al campo.
El escaso endeudamiento internacional derivado de un esquema de autonomía resultó ser luego una de las mayores virtudes en los tiempos de la crisis global, cuando las tasas se han disparado a las nubes y el dinero escasea. La perspectiva de una Argentina independiente es presentada como futuro negro por los propios interesados: Wall Street, consultoras o el Instituto Internacional de Finanzas.

La agenda periodística
La gestión sólo es noticia para descubrir las razones ocultas de cada decisión. Este es el núcleo de la agenda periodística que desenfoca la política pública como tema de análisis, la política (y sus protagonistas) no tienen historia. Nadie sabe porqué quebró el país, se contrajeron deudas, se perdió patrimonio público, se malversó la fe ciudadana y se perdió capacidad nacional de decisión.
Un editorialista de Clarín saludó a mediados de 2008 la existencia de “respuestas por grageas, pero respuestas al fin, sobre la descomunal y enmarañada política de subsidios. La novedad de la última semana fue la decisión de empezar el ajuste de tarifas en los peajes”. Seis meses después otro columnista de la misma empresa dirá que “una parte de los usuarios de luz pagan en estos días los platos rotos de la política de congelamiento de tarifas que impuso el Gobierno durante seis años”. El editor se presentó primero pidiendo por el sinceramiento de las tarifas y luego como presunto defensor del bolsillo popular.

El campo
La serie periodística del campo dominó la agenda de debate público desde principios de 2008. Incluso a raíz de la sequía producida por influencia de “La Niña”, el debate se dirigió a cuestionar otra herramienta de política pública como las retenciones. Nótese el contrasentido: los más ricos exigen que el Estado los preserve de cualquier contingencia, pero lo hacen en nombre de un liberalismo que condena al fracaso cualquier intervención en el mercado. Las respuestas a los anuncios de gestión están escritas de antemano: son insuficientes, no importa cuáles sean. La foto periodística muestra campos secos con vacas muertas, no los silos repletos con toneladas de cereal guardado para especular con los precios internacionales y la eliminación de retenciones.
En síntesis: el gobierno está cercado por la crisis, y si hace algo sólo lo hará por necesidad o por ambiciones electorales. Ninguna acción será consecuencia de una política, apenas una reacción ante la realidad. Y la realidad, como todos sabemos, es la agenda publicada. Reducido a esta lógica no queda ningún espacio para la gestión. Este es el discurso principal de los medios integrados al esquema de una industria que hace de la esfera pública su principal mercancía.
Ese dispositivo dice que la política no puede cambiar la foto del poder establecido. La astucia de esa construcción negativa es que se realiza desde el supuesto lugar de representar a la gente, invocando muchos de sus problemas reales y censurando toda conquista. De allí al intento de sustitución de la voluntad ciudadana, que en democracia se expresa mediante el voto, hay solo un paso.

*Especialista, Coordinador General del Comfer.

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