jueves, 1 de octubre de 2009

Organizaciones sociales: Lucha incesante por la verdad y la justicia

Esencia del hombre, los derechos humanos deben ser garantizados por todos los Estados. Aunque en Argentina las organizaciones sociales preocupadas por su cumplimiento no tienen una larga historia, su lucha y logros son reconocidos en todo el mundo.


“La lucha es permanente”, es la frase que se repite una y otra vez en la boca de los referentes de organizaciones defensoras de los Derechos Humanos. Lejos de parecer angustiosos, reflejan la esperanza y el compromiso que tienen con los más vulnerables de la sociedad. Buscan mantener viva la memoria de nuestro pasado más reciente para que no vuelva a ocurrir. Buscan crear conciencia. Buscan justicia.
De acuerdo con los parámetros internacionales, los Derechos Humanos “son un conjunto de principios, de aceptación universal, reconocidos constitucionalmente y garantizados jurídicamente, orientados a asegurar al ser humano su dignidad como persona, en su dimensión individual y social, material y espiritual”.
Luego de los horrores que dejó la Segunda Guerra Mundial, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos, el 10 de diciembre de 1948. Aunque ya pasaron 61 años de su reconocimiento, hoy se siguen violando derechos fundamentales.
La mayoría de los organismos que trabajan por la defensa de los derechos humanos en argentina nacieron durante la última dictadura militar, cómo órganos de denuncia a las violaciones cometidas por el gobierno y de apoyo a familiares y víctimas. Una vez llegada la democracia, estas organizaciones, junto a otras que fueron surgiendo, se dedicaron a luchar por la recuperación de la identidad de las víctimas, la reivindicación de la militancia y la memoria. Hoy trabajan también para defender a los que sufren la represión institucional y la opresión. (Continúa en pag 6)

APDH
Hacia 1975 y en coincidencia con el aumento de la violencia y violación de los derechos fundamentales, se creaba en Argentina la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), una autoconvocatoria de diferentes personalidades del mundo de la cultura, la religión y la política.
Entre los miembros más destacados que pasaron por el organismo se reconocen a Raúl Alfonsín, Alicia Moreau de Justo, y el socialista Alfredo Bravo, entre otros.
Pionera en la defensa de los Derechos Humanos en Argentina, las actividades que hoy se realizan están vinculadas a la defensa del derecho a la salud, a la educación, al trabajo de manera integral. Pero según cuenta Miguel Monserrat, presidente de la APDH , en los años de la dictadura lo principal “era defender la vida”.
Caracterizado por el pluralismo Monserrat cuenta a Informes que el vital objetivo es, “es defender y promover los derechos humanos”.
“Reclamar al estado que se cumplan las condiciones económicas necesarias para garantizar los derechos que están en la constitución nacional y que se sancione a los culpables es una lucha permanente, sabemos que no existe la situación ideal”, aclara el activista.
El principal logro que destaca el presidente de la APDH , a lo largo destaca incesante lucha esta la nulidad las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, en el año 2003. “Durante la dictadura logramos evitar mayores males, apelando a la solidaridad internacional y ayudamos a investigar, enjuiciar y condenar a muchos responsables de la dictadura”, agrega Miguel Monserrat.

Abuelas de Plaza de Mayo
“Yo recupere a mi nieto hace 9 años atrás lo encontré cuando el tenia 22 años, hoy tiene 30, había nacido en la ESMA. Lo que sentí ese día fue una mezcla de sensaciones, alegría y tristeza a la vez. Porque el encontrar a mi nieto significaba perder a mi hija. Uno siempre tiene la esperanza de que va a aparecer. Pero una vez que supimos que había nacido en la ESMA y todo lo que se hacía ya sabíamos que morían ahí”. Este es el relato que Rosa T. de Roisinblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo hizo a Informes. Rosa es una de las abuelas que pudo conocer a sus nietos, pero muchas de las que integran la asociación todavía no lo han podido hacer.
La Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo es “una organización no-gubernamental que tiene como finalidad localizar y restituir a sus legítimas familias todos los niños secuestrados desaparecidos por la represión política, y crear las condiciones para que nunca más se repita tan terrible violación de los derechos de los niños, exigiendo castigo a todos los responsables.”
“No fue, ni es fácil, es muy complicado. Fue muy difícil encontrar los sistemas adecuados de identificación de personas. Pero hemos logrado localizar 98 nietos, no todos al mismo tiempo, algunos los encontramos con 8 o 9 años, otros adolescentes y también otros cuando ya eran hombres y mujeres adultos, con hijos. Estos hijos son la cuarta generación de afectados. Porque el devolverle la identidad a sus padres hace que cambien su identidad, es difícil para un adulto imagínate para un niño”, cuenta Rosa envuelta en un discurso comprometedor con la causa que alberga.
Finalmente la vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, expresa: “Es una lucha constante, llegas a una meta e inmediatamente te propone otra. Buscar solidaridad, la lucha científica. Nosotros decimos siempre no queremos que nos devuelvan un nieto queremos que nos devuelvan a nuestros nietos”.

H.I.J.O.S.
Carlos Rice Cabrera es hijo de ex-detenidos. A sus padres los secuestrados en octubre de 1976, y los llevados a un centro clandestino, donde fueron torturados, encarcelados en las peores condiciones, luego “legalizados”, llevados a cárceles comunes y más tarde liberados y exiliados. “Mi viejo era sacerdote tercermundista que trabajaba en las villas junto a los más necesitados y mi vieja militante de la juventud peronista también comprometida desde lo político y lo religioso al trabajo social. Luego en el exilio se casaron, nací yo y mis otras hermanas”, relata Carlos Rice a Informes.
Carlos como tanto otros hijos desaparecidos, ex-detenidos, asesinados, exiliados son parte de la agrupación H.I.J.O.S. (Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el olvido y el silencio). Según cuenta a este medio, la organización tiene objetivos “generales y fundacionales”. “Juicio y castigo a todos los genocidas, cómplices, ideólogos y beneficiarios, restitución de la identidad de los mas de 400 jóvenes apropiados, reconstrucción de los lazos sociales rotos por el terrorismo de estado, desmantelamiento del aparato represivo y reivindicación de la lucha de nuestros viejos y sus compañeros”, son algunos de los retos que detalla el militante de H.I.J.O.S.
Tras 14 años de historia y enmarcados en una “lucha de hormiga” como la describen desde las agrupación, Carlos Rice expresa: “Tuvimos muchas victorias y alegrías (como la derogación de las leyes de impunidad, recuperación de la identidad de hermanos, las primeras condenas a Genocidas, la detención del torturador Luis Abelardo Patti, la recuperación de los cuerpos de los desaparecidos”. Y agrega: “También encontramos piedras en el camino (amenazas a compañeros, una justicia lenta, la desaparición de Jorge Julio López, la absolución a represores en los juicios. Caminamos con la firmeza de que esta es una lucha justa y podemos construir otro futuro, con solidaridad, compromiso, organización, creatividad y alegría” concluye con visión esperanzadora.

Comisión por la memoria
Hace 10 años un grupo de personas referentes del sindicalismo, el ámbito judicial y universitario, legisladores y religiosos de distintos credos se juntaron con el objetivo de abrir el juego a las memorias y experiencias locales, así el 13 de julio de 2000 nacía La Comisión por la Memoria de la provincia de Buenos Aires, un organismo público extra-poderes que funciona de manera autónoma y autárquica. La asociación tiene su sede donde por medio siglo había funcionado la Dirección de Inteligencia de la Policía de la provincia de Buenos Aires (DIPBA). Con la asignación del lugar se asumía el compromiso y la responsabilidad de custodiar y gestionar uno de los archivos de inteligencia policial más importante de la Argentina. El nacimiento de la Comisión estuvo signado por las “políticas de la memoria y la búsqueda de la verdad y la justicia”.
Algunos de los espacios de trabajo son el Comité contra la Tortura , creado a partir de la necesidad de intervenir en los casos de abuso policial, la violencia institucional, y sobre todo, la violación masiva de derechos en los lugares de detención de la provincia de Buenos Aires. Allí se reciben denuncias y se realizan tareas de control e inspección en cárceles, comisarías e institutos de menores. El último informe anual presentado en agosto de este año revelo entre otras cosas que, “durante el año 2008 murieron 112 personas en el sistema penitenciario provincial, lo que implica un crecimiento del 10 % con relación al 2007” .
Jóvenes y Memoria, es un programa que se propone potenciar a la escuela como espacio de elaboración y transmisión intergeneracional de la memoria colectiva. Los adolescentes se apropian de las experiencias pasadas a través de un proceso de investigación que parte desde sus propias preguntas y se significa en la trama de los relatos elaborados por ellos. Con motivo de la celebración de los 10 años de la Comisión el Ministro de educación de la Nación , Alberto Silioni declaró al programa de interés educacional y remarcó que, “el mundo adulto tiene una deuda con los jóvenes, hay que escucharlos más, sus valores, generar un dialogo intergeneracional”.
Claudia Bellingeri, perito del archivo y centro de documentación, de la Comisión provincial de la Memoria , hablo con Informes e hizo un balance de estos años de lucha: “Trabajamos fundamentalmente en la denuncia sobre los casos de crímenes de lesa humanidad, llevamos adelante a través del archivo la presentación de la documentación en casi todos los contra los represores, que se están llevando adelante en argentina”.
Respecto a la labor que lleva adelante el organismo de Derechos Humanos y el producto de esas batallas Bellingeri expresa: “Los resultados son lentos y muchas veces angustiantes, porque a lo mejor después de mucho esfuerzo que se presento algún material para la causa, el represor queda en libertad, o a veces el privado de la libertad que se está defendiendo, es trasladado y sigue adelante el sistema de la crueldad, es un trabajo que necesita de mucha voluntad pero también de mucha decisión política y creemos que es imprescindible realizarlo” . Y Agrega : “Por eso en ese convencimiento de que es imprescindible de que nosotros seamos un actor autónomo dentro de la sociedad , como es la Comisión , que puede al mismo tiempo, aportar desde la conceptualización pero también desde la denuncia es que, tomamos las fuerzas para continuar”.

Desaparecidos en Democracia
Hace 25 años Argentina salía de la etapa más oscura de su historia, donde miles de personas fueron secuestradas torturadas y desaparecidas por pensar distinto.
Sin embargo, y a pesar de estar en democracia, en el país siguen desapareciendo personas, una deuda pendiente con los Derechos Humanos.
Los casos más emblemáticos y resonantes son los del albañil Julio López y del estudiante de Periodismo Miguel Bru.
López desapareció el 18 de septiembre de 2006, cuando salió de su casa en la localidad platense de Los Hornos, para asistir a la audiencia de alegatos en el juicio contra el represor Miguel Etchecolatz, y nunca llegó al palacio municipal platense donde se celebraba el juicio.
Dieciséis años atrás, en la Comisaría 9ª de La Plata , Miguel Bru fue detenido, y torturado. El cuerpo nunca apareció, sin embargo, la justicia, en un fallo inédito, condenó a dos policías, el ex oficial Walter Abrigo y el ex sargento Justo López. De todas maneras, el único policía que está preso es Abrigo, puesto que López -pese a haber sido condenado con la máxima pena- fue liberado antes del juicio oral al cumplir tres años de arresto.
Sin López, sin Bru y sin tantos otros que fueron desapareciendo en estos 25 años de democracia, no hay “Nunca más”.

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