martes, 18 de diciembre de 2012

El árbol que no dejaba ver el bosque

El CEO del Grupo Clarin, Héctor Magnetto y algunas de las empresas del holding


Por Jorge Déboli: Editor periodístico; Secretario de la Comisión Federal Asesora (Ley 26736); Vicepresidente Ejecutivo de la Cámara de Diarios y Periódicos Pymes de la Provincia de Buenos Aires (Cadypba)


         El fallo del Juez Horacio Alfonso, por el cual  rechazó la acción declarativa de inconstitucionalidad promovida por el Grupo Clarín, contra artículos 41, 45, 48 y 161 de la ley 26.522, de Servicios de Comunicación Audiovisual (SCA), será sin duda y temor a equivocación, histórico y emblemático por su alto valor simbólico.
         Histórico porque pone fin a un relato de más de 200 años de “historia oficial” mediante la cual la clase dominante, es decir, el poder económico concentrado, pretendía convencer a los argentinos que las cosas siempre fueron del modo que ellos la relataban y que siempre iba a ser de ese modo.
         El mismo relato de la historia que nos quiso imponer como héroes a genocidas como Roca, o más cerca, el tremendo ocultamiento y complicidad con la Dictadura Cívico Militar (de la que formaron parte), y el aniquilamiento de toda una generación de militantes, a la que justificaron como una “guerra contra la subversión marxista”. En la década del ’90, nos “vendieron” las “bondades del Plan de Convertibilidad”, ocultando otro genocidio, el social, con miles de empresas cerradas y millones de desocupados marginados a la pobreza y a la indigencia.

Cambio de paradigma
Sin embargo, con la recuperación de la autoestima como argentinos que se produjo  a partir del gobierno del presidente Néstor Kirchner, con el debate público que generó el proyecto de Ley de SCA en 2009, comenzó una etapa de la Argentina  que le puso un límite al oscurantismo contumaz que prevaleció durante dos siglos, cambiando el paradigma de la comunicación.
Ya no eran sólo los doctores de la academia que hablaban en las audiencias públicas que convocaban las cámaras del Congreso Nacional o las Legislaturas provinciales, en los foros y debates públicos, en los actos, o en algún programa de televisión; miles de protagonistas  sociales y actores de la comunicación comenzaron a hacer oír su voz.
La otra Ley
Como lo señalaron los empresarios periodísticos pymes de la provincia de Buenos Aires en un comunicado a propósito del fallo sobre la Ley de Medios, en el contexto de dicho debate, “pudimos instalar en la opinión pública y en la agenda legislativa del gobierno nacional, un viejo reclamo de los editores de diarios: una ley que regulara la fabricación y distribución de papel para diario, en cantidad suficiente y a precio competitivo, que permitió que en diciembre de 2011 el Congreso Nacional sancionara la Ley 26.736 que declaró de interés público la fabricación de pasta de celulosa y papel para diario y su norma regulatoria”.
Caída del mito
En cuanto a lo simbólico,  el fallo desnuda en forma contundente, la mentira con la que en estos tres últimos años el monopolio mediático trató de presentar a la Ley de SCA, una “la Ley K para controlar a los medios”; el fallo termina también con el mito que dice:  “contra el poder económico no se puede”; porque pacientemente como lo hizo este gobierno, respetando todos y cada una de las medidas cautelares que beneficiaban al grupo para no acatar el artículo 161 de adecuación a la Ley, finalmente se hizo justicia.
Adecuación de oficio
Esta semana los integrantes de la Cámara Civil y Comercial que realizaron un viaje a Miami con los gastos “all inclusive” pagados por una de las entidades satélites del monopolio, seguramente devolverán gentilezas a sus filántropos benefactores, pero será cuestión de horas o de días para que la adecuación se produzca de oficio por parte de la Afsca, el organismo que conduce Martín Sabbatella.
No pasaron
Sin duda, fue una dura batalla del pueblo argentino expresada en los últimos diez años a través del voto popular, con el cual no sólo dio legitimidad a este proceso iniciado en mayo de  2003 con apenas el 22 por ciento de los votos, sino además, le dio el contenido suficiente para primero equilibrar el sentido del relato que desde el 10 de diciembre de 2007 la corporación mediática quiso imponer en la opinión pública como que estábamos frente al peor de los gobiernos. No pudieron.
En las últimas editoriales los voceros y gerentes en el Congreso del monopolio, ya habían dejado de lado el discurso sobre que la Ley de Medios afectaba la Libertad de Prensa, para pasar a batir el parche al unísono, tratando de instalar la idea que el gobierno quiere destruir a Clarín
El árbol
Nada más alejado de la realidad. Durante todos este tiempo (2007/2012) fue tal el grado de subestimación de la inteligencia de sus lectores y audiencias, que terminaron liquidando el capital más preciado que un medio de comunicación puede contabilizar en su haber. Representativo de ello lo muestra una auditoría del Instituto Verificador de Audiencias (IVC), que según una fuente consultada establece que la venta neta en quioscos de todo el país del diario Clarín, promedio diario de lunes a viernes, cayó de
389.099 ejemplares en diciembre de 2007, a 208.360 en octubre de este año, es decir, una caída del 46,5 por ciento en casi cinco años. Por supuesto, en sus declaraciones juradas compensan la importante merma, con ventas en bloque que hacen a Bancos que regalan el ejemplar con la tarjeta de crédito, o a la propia fábrica de papel para diario, para elaborar pasta reciclada.
El bosque
Concluido este especie de culebrón que duró por más de tres años, ahora cobrará visibilidad lo que el monopolio quiso ocultar durante los últimos 35 años: la adquisición del paquete accionario de Papel Prensa, insumo estratégico con el cual construyó todo su poder, primero disciplinando a los editores de diarios y con ello la construcción de la agenda única, para luego disciplinar al poder político pasando a ser los garantes de la gobernabilidad en la Argentina.
Desde abril de 2010, luego de casi tres años de chicanas judiciales de pasar por los juzgados federales de Arnaldo Corazza, en La Plata y de Daniel Rafecas, en Capital Federal, el expediente finalmente, caratulado como delito de Lesa Humanidad,  recayó en el Juzgado federal N° 10 a cargo de Julián Ercolini.
Ahora la expectativa está centrada en la resolución que adopte Ercolini respecto al pedido de la querella en la causa  que días pasados solicitó la indagatoria y prohibición para salir del país, al CEO de Clarín, Héctor Magnetto y al Director de la Nación, Bartolomé Mitre.  

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