miércoles, 8 de diciembre de 2010

Causa Noble: Cada vez más cerca de la verdad


Por Laureano Barrera

Reinaldo Bandini, ex secretario de redacción de Clarín durante la dictadura, declaró durante seis horas ante la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, suficientes para desatar un tembladeral. Los abogados querellantes Alan Iud y Pablo Llonto lo oían en silencio cuando aseguró, bajo juramento, que la adopción fraudulenta de Marcela y Felipe Herrera no había sido un acto de amor –como asegura la ya deshilachada versión oficial–, sino un ardid perentorio para evitar que una demanda judicial de la primera esposa de Roberto Noble, la chilena Marta Zapata, pusiera en peligro una porción de su patrimonio empresarial.

“Antes de retirarme de la empresa se planeó una situación muy grave: si fallecía la señora antes de que terminara el juicio (que le había iniciado la ex mujer de Noble), ¿quién se quedaba con el diario? Ahí nació la idea, la necesidad, de que la señora tuviera dos hijos”, afirmó el ex periodista en su testimonio, aunque se negó a dar detalles sobre su procedencia alegando un supuesto desconocimiento. “La adopción fue unplan ideado por (Rogelio) Frigerio para contrarrestar el avance de la ex mujer de Noble”, agregó.
Reinaldo Gregorio Bandini no era un hombre público hasta hace dos meses. Había sido llamado a declarar en esta causa hace mucho tiempo por su rol jerárquico en Clarín durante lo peor de la dictadura, pero las citaciones en dos domicilios volvían rebotadas y lo habían dado por muerto. Había llegado al matutino de la mano de Roberto Noble como uno de los hombres fuertes del MID (Movimiento de Integración y Desarrollo) y en 1964 ya era editor de Economía. Cuando en 1969, un aneurisma repentino sorprendió a Noble en su retiro mediterráneo, la viuda reciente era tan sólo eso, una viuda con títulos formales “que no tenía idea de periodismo ni de política”, y el MID, con Rogelio Frigerio a la cabeza, “tenía 40 tipos adentro que manejaban todas las secciones del diario”, cuenta Pablo Llonto, que trabajó en el multimedios desde 1978 hasta 1991. Entre ellos estaba Bandini, que fue ascendido a secretario de redacción.
El resto de su currículum se conoció en noviembre pasado, cuando la Secretaría de Derechos Humanos de Nación lo denunció en la fiscalía platense como enlace entre el Ejército yClarín en la apropiación espuria de Papel Prensa, y pidió su indagatoria (aún sin respuesta). La denuncia glosaba además una conferencia que había dado –como docente del Escuela de Defensa Nacional del Ministerio de Defensa– ante el despiadado D2 cordobés, donde había pontificado que “después de 50 años de fracasos”, por fin habíamos “aplastado a la subversión”.

La guerra por otros medios
El juicio sucesorio por la fastuosa herencia de Noble fue iniciado por Marta Guadalupe Zapata en favor de Guadalupe, su hija biológica, contra la dueña del Grupo Clarín. Las estrategias de ambas fueron objetar sus matrimonios: mientras Zapata alegaba que el matrimonio de Noble y Ernestina en 1967 no era válido porque nunca se había divorciado de ella –estaban casados desde 1958–, la Señora retrucaba que el matrimonio nulo era el suyo, porque la propia Marta Guadalupe había dado el sí en 1955, con Carlos Federico Stehlin, y jamás se habían divorciado. El litigio, recuerda Llonto, se cerró “con un arreglo extrajudicial, volcado luego al expediente. Se decía en su momento, hace muchos años, que eran diez millones de dólares”.
Bandini, en su reciente declaración, mencionó los dos reaseguros que la defensa de Ernestina armó por si perdían el juicio de divorcio. Una es la mencionada adopción de los jóvenes, que endilga haber mentado a dos muertos: el abogado Bernardo Sofovich y Rogelio Frigerio. La otra fue la creación en abril de 1976 de la sociedad Scripto Establissement, administrada en Ginebra y constituida legalmente en el principado de Liechtenstein que sería la única propietaria de Clarín, donde giraron 100 millones de pesos. Los socios eran: Bernardo Sofovich, Héctor Magnetto, José Aranda, Octavio Frigerio, Ernestina Herrera y el propio Bandini.

Testigos cercanos
El relato judicial del desarrollista –del que aún no se conoce su totalidad–, oxigenó también líneas de investigación que languidecían. “Nosotros pedimos hace años –dice Llonto– que citaran a declarar como testigos a los médicos de los pibes en el año ’76, que están vivos.” Se trata de los pediatras de Marcela y Felipe, Ignacio Katz y Norma Cadoppi, quien preside actualmente el Foro Estratégico para el Desarrollo Nacional. Ante el pedido de la querella, los médicos fueron citados por el juez anterior, Conrado Bergesio, pero en calidad de imputados. La diferencia es sutil, pero determinante. “Cuando declarás como testigo lo hacés bajo juramento. Podés ir preso si cometés falso testimonio –explica Llonto–. En cambio, en una indagatoria no tenés el juramento de decir verdad, por lo tanto podés negarte a declarar o declarar cualquier cosa.” Los imputados se inclinaron, al parecer, por esta última opción: dijeron que no eran médicos de Clarín.
Sin embargo, Bandini, en su declaración “dijo que Cadoppi y Katz eran médicos de Clarín”, reveló Pablo Llonto, que esta semana pedirá que se los cite a declarar nuevamente, pero esta vez, en calidad de testigos. Es sugestivo que los miembros del círculo áulico de la viuda, en quienes confiaba ciegamente y delegaba responsabilidades comerciales, no conocieran el germen de Marcela y Felipe: tan improbable como la posibilidad de que tanto tiempo después rompan el pacto de silencio. Sin embargo, las querellas se ilusionan con más revelaciones como la de Bandini. “Ojalá que la jueza siga esta línea, todavía hay un montón de personas que tienen que ser citadas a declarar”, advierte Llonto.
Guadalupe, la hija biológica de Roberto Noble –y única damnificada, junto a su madre, en esta trama de intrigas–, optó esta vez por el silencio.
Con todo, la única prueba infalible para probar si son o no hijos de desaparecidos sigue siendo el examen genético. La jueza podría definir en los próximos días si entrecruza los perfiles genéticos que posee con los grupos familiares del Banco Nacional de Datos Genéticos –a pesar de que los informes periciales indican que “no hay forma indubitada de saber si pertenecen a Marcela y Felipe”–, buscando coincidencia con algún grupo familiar (y establecer en una etapa posterior, si esos perfiles efectivamente le pertenecen), o si dispone la obtención de nuevas muestras: ya sea citándolos una vez más o haciéndolo, como prevé la ley en estos casos, de manera compulsiva.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Del asistencialismo a la cultura del trabajo


Por Emiliano Sofía, de la redacción de Informes

Desde el ministerio de Desarrollo Social de la Nación se lleva a cabo el Plan Argentina Trabaja. La Federación de Cooperativas de Trabajo (Fecootra) es una de las organizaciones sin fines de lucro encargada de ejecutarlo en la provincia de Buenos Aires, a partir de un convenio con el INAES. Más allá de la recompensa salarial que perciben los trabajadores y las obras que se realizan, la premisa fundamental que los responsables de llevar adelante el programa, es la de incluir a todas aquellas personas que están fuera del sistema a través del trabajo e inculcarles valores indispensables para su futuro laboral y humano

A través de un convenio con el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), dependiente del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, la Federación de Cooperativas de Trabajo, Fecootra se convirtió en uno de los entes ejecutores del Plan Argentina Trabaja.
Diferenciándose de las prácticas asistencialistas, con este Plan se busca incluir socialmente a todas aquellas personas excluidas del sistema, otorgándole los valores propios de la dignidad y la cultura del trabajo.
“Recuperamos a muchos compañeros que estaban en una situación de extrema vulnerabilidad y hoy vemos una buena evolución en muchos factores fundamentales como en su dignidad, su grado de pertenencia e identidad en cada uno de ellos”, explica a Informes, José Orbaiceta, titular de Fecootra.

La metodología
El mecanismo que se sigue para el desarrollo del plan tiene varios plazos. Desde el ministerio de Desarrollo Social de Nación se evalúan diferentes proyectos presentados por asociaciones civiles que buscan mejoras edilicias en sus instituciones. Una vez que el ministerio lo aprueba comienza el contacto con los ejecutores, que pueden ser públicos (en muchos casos son los propios municipios) o como en el caso del INAES, organismo que delega la administración de los trabajos, en este caso a Fecootra.
Desde esta entidad se traslada el trabajo hacia las cooperativas, que cuentan con 60 asociados (55 obreros, 4 capataces y 1 orientador). Existe un ente ejecutor local, que es quien dispone de un grupo de arquitectos, quienes organizan las tareas, las diagraman cronológica y técnicamente y las dividen por grupos de tareas, con pintores, albañiles u oficiales, según requiera el caso.
Las obras pueden ir desde una refacción integral o el revestimiento con pintura de una sociedad de fomento, una escuela, un jardín de infantes o un salón de un club barrial, instituciones a las cueles no se les origina ningún tipo de gasto.
Desde Fecootra, a su vez, se tiene a cargo la administración de los fondos para los materiales, herramientas, gastos administrativos, capacitaciones en servicios y puesta en marcha de los proyectos.
Los trabajadores tienen que registrar asistencia, están asegurados, se los incluye dentro del monotributo social y perciben, en concepto de sus trabajos, la suma de 1344 pesos, por las 4 o 6 horas diarias que llevan a cabo su labor. El dinero es depositado en cajas de ahorro individuales del Banco Credicoop.

Valores
Más allá de la obra pública y la remuneración que perciben los trabajadores, el objetivo central del Plan está puesto en la inclusión social, con todo lo que ello implica.
“En un mercado laboral competitivo y con las calificaciones que requiere el acceder a un trabajo, los desposeídos, los excluidos, más allá de poder conseguir un trabajo, siguen estando afuera de ese sistema, por eso esto (el Plan) tiene como eje tratar de incluirlos, principalmente a través del trabajo, del aprendizaje, de la capacitación y a través de aquellas habilidades, capacidades y competencias que a nivel personal hace que una persona se sienta incluida en el sistema”, cuenta a Informes, Juan José Araujo, uno de los coordinadores de Plan desde Fecootra.
También cuentan que si bien la profesionalización de los trabajadores en cada uno de sus puestos es un logro, lo que se ha conseguido (y que consideran lo más importante) son pequeñas cuestiones que hacen a las grandes cosas, como la de establecer la llegada a horario a sus puestos de trabajo, resolver los conflictos entre compañeros de manera civilizada, cumplir pautas de trabajo, aceptar órdenes y llevarlas a cabo, entre otras.
A estas cuestiones es adonde apunta la esencia del Plan, darle consistencia a lo que significan las pautas básicas para formar a las personas desde el punto de vista humano.
En esta misma línea, Araujo manifestó que el hecho de otorgarle a cada uno de los asociados una tarjeta para el cobro de sus haberes también tiene que ver con la transmisión de valores.
“Desde el momento que se le da una tarjeta al trabajador, creemos que también están incorporando conceptos personales, porque la persona tiene que aprender a manejarse, a tener el cuidado de ingresar a un cajero, de cómo pedir el resumen de cuenta. Son competencia que al momento de integrarse a la sociedad, tanto sea en un empleo como una solicitud o en un ámbito social determinado es necesario que la sepamos para que estén incluidos”, detalla el coordinador.
“Ayudamos a combatir la pobreza”
Las políticas neoliberales de los años 90 dejaron un saldo negativo en varios aspectos. Uno de ellos tiene que ver con la desigualdad social, la falta de oportunidades, la desocupación, que llevaron a que se agudice la población inmersa en la pobreza.
Según Orbaiceta, este plan es una especie de paliativo a esta situación. “Con iniciativas como esta estamos ayudando a combatir la pobreza del país”. De todas maneras, el titular de Fecootra reconoce que los resultados no se verán de un día para otro, al admitir que “esto es largo, no es algo automático, sabemos que es un proceso que llevará mejoras a muchas familias argentinas que han sido excluidas por años, y que esto hará una sociedad mucho mejor”.

Una vida dedicada al cooperativismo

José Orbaiceta es el titular de la Federación de Cooperativas de Trabajo (Fecootra), pero su vínculo con el sector cooperativo tiene sus inicios en el año 1977, cuando junto a dos compañeros del sector gráfico, fundaron Ferrograf.
Después de haber transitado todos estos años con los conceptos del cooperativismo a cuesta, Orbaiceta le cuenta a Informes que siente satisfacción porque la Federación que el preside esté a cargo del Plan Argentina Trabaja, al cual considera “extraordinario” porque estimula la economía social, uno de los valuartes fundamentales en el idioma del cooperativismo.
“La economía social significa que la misma esté en las manos de la gente” define Orbaiceta y sostiene que sólo “se puede desarrollar en democracias y más como en la democracia actual que vive la Argentina, que es dentro de un proyecto popular”.
Por otra parte reafirma que el cooperativismo es un buen antídoto al capitalismo “que ha generado en todos estos años unos 1300 millones de pobres en todo el planeta”, cuestiona.
Por eso, según su criterio, uno de los factores con los que se puede, al menos, mejorar esta problemática es a través de la economía social”.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Periodismo militante: una vocación al servicio de la comunidad



Por Jorge Déboli, editor periodístico; dirigente empresario


El 21 de noviembre pasado, el matutino porteño La Nación, que desde el siglo XIX viene escribiendo la historia oficial de nuestro país, publicó una entrevista al flamante presidente de la agencia de noticias pública, Télam, Martín García, en la que el entrevistador se escandalizaba por una frase pronunciada por éste: “Los profesionales son como las prostitutas, escriben mentiras en defensa de los intereses de los que les pagan. Los militantes, en cambio, escribimos la verdad al servicio del pueblo. Soy primero militante, después periodista", dice La Nación que dijo García, y agrega el editor de la nota, “sin que le tiemble la voz y sin preocuparse por la incomodidad que podrían causar sus palabras”.

García, es un periodista de larga y probada militancia en medios de comunicación, independientes de los poderosos intereses económicos del dispositivo “mediático-tecnológico” que conforman los oligopolios informativos, devenidos en los últimos años, en garantes de la gobernabilidad en la Argentina.

Más allá de que García, lo haya expresado exactamente así, la frase refleja una verdad que muy pocos o nadie se animó a decir en todo este tiempo, por temor a las consecuencias que los oligopólicos mediáticos han insuflado en los trabadores del gremio de prensa, tal como ocurrió en el diario Clarín, por ejemplo, con el despido de toda su comisión interna del sector periodístico.

Una cosa razonable es que el periodista se encuadre dentro de una determinada línea editorial de un medio, y otra es someterlo a un estado de “servidumbre” (en todas sus acepciones), pasando a formar parte de la inteligencia que los oligopilios pusieron al servicio de una oposición destituyente, en defensa de sus propios intereses, nunca visto desde la recuperación de la Democracia en 1983.

La historia la escriben los que ganan
Quien firma esta columna, no lo interpreta ni defiende al titular de Telám, a quien por otra parte conoce muy bien desde hace 23 años y sabe de qué está hablando, primero porque García no necesita que nadie salga a defenderlo, ni tampoco interpretarlo; la propia realidad, la de más de dos mil publicaciones gráficas y otras tantos radiodifusores, que existen a lo largo y a lo ancho de la Argentina, pueden dar crédito al sentido de la parte final de la frase: “
Los militantes, en cambio, escribimos la verdad al servicio del pueblo”.

Estos “militantes” del periodismo, representan la contrapartida de unos pocos “profesionales” que desde hace más de un siglo, vienen tergiversando la historia de todos los días, la que luego le va poniendo texto a la “historia oficial”, en la que, los vendepatrias, los genocidas y los corruptos, siempre fueron elevados por sus “académicas” plumas, a la categoría de héroes y próceres.

A García no le tiene porqué “temblar la voz” ni preocuparse por “la incomodidad” que la frase pueda ocasionar, como dice el autor de la entrevista. Para los militantes del periodismo, decir la verdad no repara en miedos ni en las consecuencias que decir esa verdad pueda ocasionar, en tanto que la incomodidad, ciertamente va a afectar solo a aquellos que se sientan aludidos, es decir, los “profesionales” que vienen anunciando catástrofes económicas, colapsos energéticos, crisis financieras, casos de corrupción, etc, que nunca se comprueban en los hechos.

La credibilidad de los oligopolios en duda
¿Cuantos negocios y dinero dejaron de hacer los miles de lectores de los principales diarios mal llamados nacionales, y de la extendida audiencia de televidentes de los oligopolios informativos, que desde 2005 vienen bombeando la economía argentina tratando de desestabilizar a este gobierno, cuyo modelo implementado desde 2003 -que entra en el octavo año de crecimiento sostenido, por primera vez en los 200 años que llevamos de historia como Nación-, lesiona seriamente sus intereses?.

Esta pregunta ahora encuentra su respuesta en la contundencia de los hechos que echan por tierra la realidad mediática que en forma contumaz y oscurantista construyeron estos medios en los últimos años, y se explica con la caída en las ventas de los principales diarios porteños, que según fuentes del sindicato de canillitas en el área metropolitana llega hasta el 50 %,

Por el contrario, en los diarios y periódicos del interior de nuestro país -donde la información local es pasible de ser chequeada por los propios lectores, y sus editores interpelados en cualquier momento cuando se cruzan con sus vecinos por la calle-, las ventas vienen aumentando o se mantienen estables. Si bien la mayoría de los medios gráficos locales no se encuentran auditados por ninguna institución, una simple recorrida por sus puntos de venta, rápidamente puede certificar esta afirmación.

La militancia de una profesión
Y esto es así por varios motivos: primero porque el medio local es el único que está en condiciones de reflejar todos los días a la comunidad donde desarrolla su actividad editorial; por otro lado, porque se revirtió totalmente en el interior del país la situación económica que llevó durante la crisis de 2001/ 2002 a que en algunos hogares se dejara de comprar el diario; también, debido a que el medio local -que se vende en una proporción de 9 a 1 respecto de los diarios editados en la Ciudad de Buenos Aires -, en tanto que el comercio local elige en igual proporción para promocionar sus productos y servicios, al medio de su comunidad.

Por último, cabe destacar, el carácter militante de los editores y periodistas locales, en su gran mayoría de oficio, que llevan adelante su tarea, a pesar del deterioro económico que provoca desde hace años el costo de su principal insumo, el papel, en la industria editorial gráfica del interior del país, perjudicando tanto a los propietarios de medios locales como a sus periodistas.

Ello se debe fundamentalmente al porcentaje que representa en la estructura de costos de un diario que se desarrolla en comunidades hasta 40.000 habitantes, el precio del papel para diario, al ocupar este insumo, entre un 50 y un 70 % de los gastos totales de su elaboración, provocando una ecuación económica negativa, solamente sostenida por el carácter de institución que le dan sus comunidades al medio local; por el otro lado, la tozuda “militancia” de sus periodistas en anteponer su vocación de servicio a salarios muchas veces insuficientes, justamente por el escaso margen que el precio del papel deja para el sostenimiento de los recursos humanos.